top of page

Un Testimonio de 25 años de Ininterrumpida Experiencia./A Testimony of 25 Years of Uninterrupted Exp

(English below.)


Por Daisy Rojas Gómez

Responsable de programa Grupo Estados Unidos, Centro Martin Luther King


Desde hace más de XXV años, he estado trabajando en el CMLK organizando grupos procedentes de Estados Unidos que tienen el interés de conocer sobre la realidad de Cuba, los programas que hemos presentado a estos grupos, se preparan para satisfacer el interés de profundizar en el estudio de nuestra cultura, del sistema de salud y educación cubanos, conocer cómo funciona la agricultura, los proyectos comunitarios, la historia de las relaciones Iglesia/Estado y el trabajo de las iglesias, la vida cotidiana, las construcciones de viviendas, la labor del Centro en relación a la formación de un liderazgo crítico y propositivo, la atención a la tercera edad desde el estado y desde las organizaciones no gubernamentales, el deporte, sus logros y principales dificultades, la historia, las elecciones y el trabajo de la Asamblea Nacional, las relaciones entre ambos gobiernos y la manera en que podamos contribuir al mejoramiento de ellas, todo esto y más, han sido la razón de ser del programa de Solidaridad y de organizaciones contrapartes que facilitan la logística y promoción de esta experiencia en Estados Unidos como es el caso de Witness for Peace.

Delegados, guías y traductores terminan extenuados al final de la estancia, el calor, los programas cargados de actividades, las conferencias, el dialogar con personas sencillas del pueblo, y procesar toda esa información, combinado con el ejercicio de sentir, mirar, oler y palpar la realidad, que solo se garantiza con el estar en un lugar, resulta emocionalmente intenso.


Luego de todo ello, me pregunto ¿cómo es que se puede poner en duda que no hay un contacto pueblo a pueblo en estos programas que facilitamos?, y comparar esta experiencia con la de grupos de turistas que solo vienen a disfrutar en la isla observando paisajistica, disfrutando paseos, restaurantes y playas.



—-


A Testimony of 25 Years of Uninterrupted Experience

By: Daisy Rojas Gómez from the Martin Luther King Jr. Center’s U.S. Program

I have been working for the Martin Luther King, Jr. Center for more than 25 years organizing groups from the United States who are interested in learning about the Cuban reality. The programs that we have been presenting to these groups are prepared in order to satisfy their interest in deepening their knowledge of the Cuban culture and the Cuban health care and education systems. Our programs are also prepared to teach about: agriculture, community projects, the history between Church and State, the work of churches, everyday life, construction of housing, the MLK Center’s work to build a critical and purposeful leadership, state and non-governmental organizations’ services for the elderly, sports achievements and challenges, history, elections and the work the National Assembly, relations between the Cuban and American governments and how these relations can be improved, among other things.


All this and more has been the reason behind the [MLK Center’s] solidarity program as well as our counterparts, like Witness for Peace, who facilitate logistics and promote this experience in the United States.


Delegates, guides and interpreters are exhausted by the end of the day because of the heat, the amount of activities the programs include–meetings, talking to humble everyday people and processing all that information. All of this combined with feeling, seeing, smelling and living this reality that can only be achieved by being present in the place itself, is emotionally intense. After all of this, I wonder, how it is possible to doubt that there is people-to-people contact in the programs we facilitate? Or, compare this experience to other groups of tourists that only come to enjoy the island by sight-seeing or going out to restaurants and beaches.


Comments


bottom of page