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Amy Truax, Northwest Field Organizer at Witness for Peace
In 2006, the World Wildlife Fund designated Cuba as the “only sustainable country in the world,” noting that if everyone on Earth lived as Cubans did, we would only need one planet to sustain us–as opposed to the over four planets we’d need if we continue consuming as people in the United States do. When the Soviet Union collapsed in the early 90s, and 85% of Cuban foreign trade disappeared nearly overnight, Cuba had to completely re-invent their agricultural and food systems. Through necessity, they developed a predominantly organic, sustainable, local system of food production that didn’t rely on expensive, or non-existent, petroleum imports. Over the last 20 years, they’ve learned a lot of lessons that many other countries could benefit from as we struggle to create more a more sustainable world. However, due to archaic Cold War policies like the Cuba travel ban, keeping Cuba on the list of state sponsors of terrorism, and the embargo, the US is largely missing out on this opportunity.
I recently returned from a 14 person, 10-day delegation to Cuba that was focused on sustainable agriculture. Getting there was a complicated process involving a lot of paperwork that seemed humorously out of proportion to the quick 45-minute flight from Miami to Havana. I traveled through a non-profit called Witness for Peace that has a People-to-People license allowing group travel to Cuba, which is one of the only ways US citizens can legally travel there. The Kennedy government instituted a travel ban in 1963, in the tense and confusing time after the Cuban revolution and the missile crisis. To this day, the tiny nation of Cuba is the only country in the world that the United States restricts its citizens from visiting. In poll after poll, a majority of Americans do not support such a policy. Yet due to outdated and reactionary politics, heavily dominated by a few Cuban-American hardliners from the ever-important swing state of Florida, the idea of even revisiting travel regulations seems impossible.
While in Havana, my group visited the US Interests Section, which is similar to an embassy (but not legally an embassy since we don’t technically have diplomatic relations). We had a chance to spend an hour talking with a US official about US/Cuban relations. For many questions we asked, I was able to see his perspective and understand where he was coming from, even if I didn’t agree with him. However, when we questioned him on the travel ban, logic seemed to fall apart and we got no satisfactory answers about the purpose of continuing to restrict the liberty of US citizens to travel freely. Many people decry human rights abuses and political repression. This is certainly an issue that anyone who travels to Cuba should be aware of and concerned about. Yet surely you couldn’t argue that violent dictatorships in Saudi Arabia, Sudan, and Zimbabwe do not also abuse human rights, so why can we hop on a plane to Riyadh? The old rallying cry against Communism also falls flat when we have such a vital relationship with China and are negotiating trade agreements with Vietnam–a country in which we fought a long and bloody war in an attempt to prevent Communism, but place no travel restrictions on. No one would ever dream of prohibiting travel to the heavily Socialist Scandinavian countries. Given that three million tourists visited Cuba in 2012 from every other country in the world, we can probably give up the pretense of trying to damage their economy.
Cuba isn’t perfect. There are serious human rights concerns, there is no free press, and other issues to be aware of if you choose to visit. However, there are also lessons that we can learn, and that we could teach them, in a free and open exchange of people, technology, and knowledge. It is no longer the job of the United States government to tell US citizens where they can and cannot travel–we should be allowed to make these decisions of our own free will.
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Amy Truax, organizadora de la region noroeste de Acción Permanente por la Paz
En 2006, el Fondo Mundial para la Naturaleza designó a Cuba como el “único país sostenible del planeta”, señalando que si todo el mundo en la Tierra vivía como l@s cuban@s, sólo necesitaríamos un planeta para sostenernos – en comparación con los más de cuatro planetas que necesitaríamos si seguimos consumiendo como lo hacemos nosotros de los EE.UU. Cuando la Unión Soviética colapsó en los años 90, y el 85% del comercio exterior de Cuba desapareció casi de un día al otro, Cuba tuvo que reinventar por completo su sistema agrícola y alimentario. Por necesidad, desarrollaron un sistema local predominantemente orgánico y sostenible de la producción de alimentos que no se basan en importaciones costosas o inexistentes del petróleo. Durante los últimos 20 años, l@s cuban@s han aprendido muchas lecciones que podrían beneficiar a muchos otros países en la lucha para crear un mundo más sostenible. Sin embargo, debido a las políticas de la Guerra Fría arcaicas como la prohibición de viajes de l@s estadounidensesa Cuba, mantener a Cuba en la lista de estados que patrocinan el terrorismo, y el bloqueo, los EE.UU. pierde esta oportunidad.
Recientemente regresé de una delegación de diez días a Cuba con 14 personas que se centró en la agricultura sostenible. Llegar allí fue un proceso complicado que implica una gran cantidad de papeleo que era fuera de proporción con el vuelo rápido de 45 minutos de Miami a La Habana. Viajamos a través de la ONG Acción Permanente por la Paz que tiene una licencia que se llama Persona a Persona y permite viajes de grupos a Cuba, que es una de las pocas maneras para que ciudadan@s estadounidenses viajen legalmente allí. El gobierno de Kennedy instituyó una prohibición de viajar en 1963, en el momento tenso y confuso después de la revolución cubana y la crisis de los misiles. Al día de hoy, el pequeño pais de Cuba es el único país en el mundo al que l@s ciudadan@s de los Estados Unidos no pueden visitar. En encuesta tras encuesta, la mayoría de l@s estadounidenses no comparte ésta política. Sin embargo, debido a las políticas anticuadas y reaccionarias, en gran medida dominadas por unos pocos cubano-americanos de la ultra derecha del estado tan importante en las elecciones parar el presidente, la Florida, la idea de siquiera revisar las reglamentaciones de viaje parece imposible.
Durante nuestra estadía en La Habana, mi grupo visitó la Sección de Intereses de EE.UU., que es similar a una embajada (aunque no legalmente una embajada, ya que técnicamente no hay relaciones diplomáticas entre los dos paises). Tuvimos la oportunidad de pasar una hora hablando con un funcionario de EE.UU. sobre las relaciones entre Cuba y los EE.UU. Para muchas preguntas que hicimos, tuve la oportunidad de escuchar su perspectiva y entender de dónde venía, aunque yo no estaba de acuerdo con él. Sin embargo, cuando le preguntamos sobre la prohibición de viajar, no había lógica clara y no nos dio respuestas satisfactorias sobre el propósito de continuar restringiendo la libertad de l@s ciudadan@s estadounidenses de viajar libremente. Muchas personas denuncian violaciones de los derechos humanos y la represión política. Este es un tema muy importante que cualquier persona que viaje a Cuba debe ser consciente y se le debe preocupar. Sin embargo, seguramente no podría argumentar que las dictaduras violentas en Arabia Saudita, Sudán y Zimbabwe no también abusan de los derechos humanos, ¿Entonces, por qué se puede que subir a un avión a Riad? El antiguo pretexto de la guerra contra el comunismo también se cae cuando ya que tenemos una relación tan importante con China y estamos negociando acuerdos comerciales con Vietnam – un país donde hubo una guerra larga y sangrienta, en un intento de evitar el comunismo, pero no hay restricciones para viajar alli. A nadie se le ocurriría prohibir viajar a los países escandinavos, donde hay gobiernos socialistas. Dado que tres millones de turistas visitaron Cuba en el año 2012 de todos los demás países del mundo, es probable que podemos renunciar a la pretensión de tratar de dañar su economía.
Cuba no es perfecta. Existen serias preocupaciones de derechos humanos, no hay libertad de prensa y otras cuestiones que hay que tener en cuenta si usted decide visitar. Sin embargo, también hay lecciones que podemos aprender, y que les podría enseñar, en un intercambio libre y abierto de personas, tecnología y conocimiento. Ya no le toca al gobierno de los EE.UU. legislar a donde l@s ciudadan@s estadounidenses pueden y no pueden viajar – se nos debería permitir tomar estas decisiones de nuestra propia voluntad.
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